Carentes de contrato de trabajo, dadas las dificultades impuestas por los países de acogida, acaban en manos de algunos llamados empresarios, que no sólo no les ayudan, sino que se aprovechan de su situación de necesidad, algo por otro lado deleznable.
Algunos hasta se jactan al hablar de ellos por nacionalidades, según lo que cobran, por lo visto según el país de procedencia cobran "una mierda" ó "mierda y media".
Es curioso, por la manera en la que hablan se nota que no los soportan, pero cobran poco y no tienen ningún derecho, habría que recordarles que son personas y sí tienen derechos.
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